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11/24/2015

Se activan las alarmas de una Tercera Guerra Mundial

La humanidad vive bajo la certeza de que una Tercera Guerra Mundial sería la última, pues desaparecería la especie humana debido al componente nuclear que intervendría en la nueva conflagración.


No obstante, es inconcebible que para algunas de las grandes potencias esta realidad pareciera muy distante del panorama mundial, y empleen dinero y armas en exacerbar conflictos interétnicos y religiosos, sin buscar las causas a las que habrá que ir para toda solución posible.

Incluso, los hechos abominables de estos días, como la voladura de un avión civil ruso en pleno vuelo y la muerte de todos sus pasajeros y tripulantes (224) y los ataques en París que dejaron 127 fallecidos, tuvieron distintas connotaciones en la mirada de Occidente e igual diferencia en las coberturas mediáticas de los mismos.

Me atrevería a recordar que el denominado Estado Islámico (EI), grupo terrorista autor de ambas acciones, es el mismo que cada día suma nuevas víctimas civiles— niños incluidos—, en sus ataques en Siria o en Irak. Tam­bién son seres humanos los más de 200 000 sirios muertos por estos vándalos, sin que el gobierno legítimo de esa nación árabe haya recibido al menos la condolencia de algún mandatario occidental.

¿Por qué, entonces, subordinar una solución en Siria a que se saque del poder al presidente legítimo de ese país?

Ahora, con lo ocurrido en París, aquellos que han ayudado a sembrar las turbulencias en la región del Oriente Medio, levantan su voz y emprenden acciones, algunas individuales y sin el consentimiento de las autoridades de la nación a la que bombardean, en este caso Siria.

En instantes como estos, vale recurrir a las recientes advertencias del Papa Francisco, de que estamos viviendo una “Tercera Guerra Mundial por partes”. Una guerra no declarada, asimétrica. Una guerra que va más allá del campo de batalla, donde las víctimas son personas inocentes, jóvenes, adultos y ancianos.

Así eran los que murieron en París, y también los del avión ruso explotado en pleno vuelo. También son seres humanos, los sirios e iraquíes que a diario son sometidos a las más brutales muertes. Y los que por millones han tenido que emigrar a Europa enfrentando mares turbulentos, fronteras donde se levantan alambradas y muros, y hasta expresiones de xenofobia en uno que otro país de la civilizada Europa.

Estas alarmas se activaron ante una comunidad mundial que se debate entre el miedo y la confusión debido a la manipulación mediática, que muchas veces la convierte en cómplice silenciosa de hechos execrables; o cuando menos, la desmoviliza para no hacer sentir su reclamo de paz, de convivencia y de respeto entre todos los seres humanos.

De acuerdo con medios norteamericanos, el presidente Barack Obama se ha referido al Estado Islámico como “el rostro de la maldad”, pero él está ahora presionado por parte de aquellos que dicen que él no está haciendo lo suficiente para derrotarlo. Algunos insisten en que “el ataque contra Francia fue un ataque contra la OTAN y que es tiempo de irse a la guerra”.

Queda muy claro el llamado bélico y la verdadera intención de esos “algunos” a los que se refieren varias televisoras occidentales, que to­man los actos terroristas en París como un ataque contra la OTAN y que llaman a la guerra.

Hay razones, entonces, para pensar que se está convocando al presidente Barack Obama a adentrarse en lo que ya algunos empiezan a llamar una Tercera Guerra Mundial. La OTAN bate palmas para que este sea el desenlace; y el Complejo Militar Industrial se une a este pedido, más que todo, con el interés de obtener más ganancias con las armas que producen y venden por todo el planeta.

Sobre el propio tema, la agencia Europa Press, reflejó en sus despachos noticiosos las declaraciones del rey Abdalá II de Jordania, que ha advertido de una “Tercera Guerra Mun­dial contra la Humanidad”, describiendo a los integrantes del grupo yihadista EI como “salvajes criminales de la religión”.

El Estado Islámico, su propagación vertiginosa por territorios de Irak y Siria y la utilización de modernas tecnologías de comunicación para mostrar al mundo sus acciones, forman parte de un intrincado vericueto donde se dan la mano el apoyo financiero externo, la venta ilegal de petróleo de los territorios que controla hacia países vecinos; y muy en especial, el hecho de que Occidente lo haya financiado inicialmente en sus acciones contra Siria y que luego concentrara dicho apoyo a otros grupos —terroristas también— considerados “oposición moderada”. (que nunca ha existido)

De esa forma y con esos métodos, el EI se ha convertido en la organización terrorista con más recursos financieros en el mundo, una gran parte de ellos logrado con la venta de petróleo y gas de los yacimientos y refinerías usurpadas.

No por casualidad la aviación militar rusa con información de sus servicios de inteligencia y de las fuerzas militares sirias, ha em­prendido masivos bombardeos contra grandes depósitos de combustible y refinerías que abastecen a las fuerzas terroristas del Estado Islámico.

Rusia pide colaboración internacional pa­ra acabar con el terrorismo y pide respeto hacia las autoridades locales sirias. Entonces, por qué Occidente no se suma, de una vez y por todas, a esa lógica batalla que evitaría que sigan muriendo miles y miles de seres humanos y otros millones tengan que huir hacia otros países en busca de refugio. (Será porque ellos mismos han creado a este monstruo para poder justificar semejante locura)...

¿Por qué jugar con un fuego que puede conducir, a una tercera y última confrontación mundial?

Autor: Autor: Elson Concepción Pérez 

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